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-- ¿Me llamas? --  

fang070 53M
359 posts
8/17/2020 9:30 am
-- ¿Me llamas? --


-- ¿Me llamas? --

Todavía no abres los ojos, pero en la duermevela sientes tu cuerpo extraño. Húmedo, sudado y pesado. No eres tú, o sí. No estás sola, hay otro cuerpo pegado al tuyo. Dos cuerpos pegados. Abres los ojos: ves las piernas enredadas, los brazos retorcidos aprisionándote en un abrazo de roble viejo, como si los dos cuerpos estuvieran en comunión el uno con el otro. Cierras los ojos, sonríes para ti y haces memoria:

"¿Me llamas?"
Ya sabes que no puedo negarme, ya sabes que lo deseo, incluso aunque no me lo hubieras pedido. Cómo también sabes que cualquiera que recibiera esta foto y estas palabras no podría resistirse, y yo menos. Esa mirada, tan intensa, tan tuya, tan hermosa, tan seductora: quién podría resistirse. Hace que te sobren las palabras porque habla por sí misma, dice aquí estoy, aquí me tienes, madura sí y ahí está como un tesoro de plata mi cabello al natural, madura y sabia, consciente de mi misma, hermosa y decidida. Unos ojos, una mirada, que dicen soy dueña de mi vida y mi persona, sin más ataduras que mis propias decisiones, y está es mi decisión. Dicen "tú" y dicen "ven", invitan, pero no a cualquiera, porque en tu libertad y libertinaje, tu defines tu frontera y compañía, y solo quien esté dispuesto a respetarla será digno de tu mirada. Solo el digno de franquearla podrá luego romper contigo las barreras de las fronteras y dibujar unas nuevas. No es solo la mirada, es todo el gesto que la acompaña, esa sonrisa ligera que ilumina todo tu rostro, la cabeza ladeada, una inclinación que busca a la cámara pero que también dice: "adelante, entra, estás en tu casa". Y la forma en que la luz baña tu piel. Hasta la mano recostada en la pared parece cómplice de todo el mensaje.
Y sí, la tentación de tu cuerpo, porque no puedo callarme y decir que tu mirada me impide verlo, porque mis ojos vuelan por él como lo desean hacer mis manos. Casi pareciera que han sido mis manos las que han deslizado el tirante hasta dejar tu hombro desnudo, un hombro que invita a ser besado, a ser acariciado. Y al deslizar el tirante tu escote se ha hecho infinito, o quizás cero, me fallan las matemáticas y la racionalidad cuando ante ti solo me puedo dejar llevar por las emociones, los sentimientos, la irracionalidad del placer. Pero cualquiera que sea el resultado, aflojada la tela, tus pechos se vuelven libertinos y se dejan ver libres, se dejan ver y tocar, acariciar y besar, manosear y chupar... La mera idea de saber que mis labios y mis manos van a explorar tus pechos hace acelerar el latido de tu corazón y el fluir de la sangre por tu cuerpo, aprieta tus músculos, endurece y oscurece tus pezones que se ya sienten de otro.

Te llamo. La conversación es breve. Nunca hemos hablado por teléfono y sin embargo parece que lleváramos haciéndolo toda la vida y nos sobraran las palabras por mil veces dichas. Pero en cada palabra aprendemos a reconocernos y creamos conexiones en nuestra mente para borrar a los dos desconocidos y hacernos más cercanos. Curiosamente cada silencio no aporta distancia, sino que crea un instante más íntimo al saber al otro escuchando el mismo silencio. Aunque ambos sabemos lo que queremos decir, lo que queremos pedir, esperamos con emoción a escucharlo del otro. A percibir en el temblor de la voz la emoción contenida del momento esperado. "¿Vas a venir a verme? ¿Puedes?", me dices. "Espero a una estrella que guie mi camino...", te contesto. Las estrellas de oriente ya no cruzan cielos sino que vienen ahora en forma de coordenadas GPS que recibo casi al instante en mi teléfono. "Un favor, quédate cómo estás. Voy volando" te digo.

Y el tiempo se alarga y encoge mientras la estrella digital va cantando la ruta. Me espera el frutal donde has ocultado la llave para que abra yo mismo. Se resiste la cerradura, suele pasar con los desconocidos, pero no volverá a suceder nunca más. Abro la puerta, veo una luz al fondo y me acerco, y en la penumbra reconozco tu silueta. Me esperas en la entrada de la cocina, ladeada contra la pared, el mismo punto del retrato, aunque más recatada en la espera, las mismas prendas negras que han vuelto a su sitio esperando mi llegada, y los brazos cruzados sobre tu pecho resaltando el escote. En tu cara una luminosa sonrisa y la misma mirada. Me acerco hasta ti, y cuando salgo de la penumbra, tu sonrisa se hace más grande y me dices: "Tanto tiempo chamaco, te haces de rogar". No contesto, silencio tus labios con un dedo, y luego un beso. Un beso casto. Contestas con otro, más intenso, más largo, y las bocas que se gustan, se buscan, se juntan, se funden en una sola. No sé si tiemblan mis manos o tu cuerpo, o si es el latido acelerado del corazón que siento por todo el cuerpo, pero en la aparente calma de los intensos besos un frenesí sacude todo mi cuerpo por dentro. Mi cuerpo y mi mente. Cómo en un guion no escrito, pero por ambos esperado, los besos solo se interrumpen para que las manos, temblorosas y decididas, vayan explorando y desnudando el cuerpo del otro. Primero las mías, deslizando los tirantes y acariciando tus hombros desnudos, haciendo cero o infinito tu escote mientras sientes el calor de mis manos bajando por tus brazos y luego acariciando tus pechos desnudos. Las tuyas se han repartido el territorio, una al norte desabotonando con pericia la camisa mientras la otra descubre como el pantalón se ha convertido en mi prisión y necesita urgentemente una vía de escape. No hay orden, vuelven los besos intensos y luego los juegos de manos, hasta que todas las prendas quedan por el suelo. Por un instante vienen a mi mente las veces que había imaginado este momento, mis manos, mis labios, mi lengua, sobre tu cuerpo desnudo, un recuerdo que se pierde al sentir tu piel erizada en mis dedos, el tacto de tus pechos turgentes, el sabor de tu boca en mis labios, la salinidad de un cuerpo libre que transpira deseo, y mis manos llenándose de la carnalidad de tu cuerpo. Te recuestas, entreabres tus piernas como en una ofrenda y me adentro en el templo de eros, siento en mi rostro el aroma de la diosa Venus renacida en ti, y saboreo el néctar de tu flor más íntima hasta convertirla en epicentro de un temblor que hace vibrar todo tu cuerpo, hasta dejar a tu mente sin sentido, y dejar escapar el preciado destilado de ambrosía. El temblor volverá a replicar cuando te sientas traspasar por la lanza de Marte, firme, erguida y henchida de deseo por ti, su Venus.
Así, nos dejamos fluir en el uno en el otro llevados solo por el ritmo del deseo.

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Ultima publicacion: (16/FEB ) Ser agua
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fang070 53M
1309 posts
8/17/2020 9:33 am

A HW

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alfa6808 55F
4965 posts
8/19/2020 1:22 am

Esa invitación que se funde en el alma!

HACIENDO REALIDAD MIS SUEÑOS.


fang070 53M
1309 posts
8/19/2020 4:44 am

    Quoting alfa6808:
    Esa invitación que se funde en el alma!
Hay invitaciones, y llamadas, que no se pueden dejar pasar, como dices pueden fundir el alma, y al enfriarse darte cuenta que ya forman parte de ti

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